¿Has escuchado que dicen que los caballos son nuestros espejos?
Pues así es. Reflejan nuestra emocionalidad, nos permiten observar desde fuera lo que tenemos dentro.
Ingreso sin expectativas a donde se encuentra la manada. Me dejo llevar por la guía y comienzo hablar sin prestar atención a mi alrededor. Sin embargo ellos están ahí, escuchándome y sosteniéndome sin que si quiera me de cuenta.
Para mi los caballos seguían su vida normal, pastar, pastar y pastar. Pero no, me equivocaba. Desde el primer momento me reciben, arman un círculo a mi alrededor y me dan una cálida bienvenida.
Uno de los caballos que está más cerca de mí, comienza a resoplar, una y otra vez, como cuando uno está cansado y no dejas de exhalar profundamente. Él revela el peso que llevo, la carga de estar sosteniendo toda esa tristeza. A través de su bufido me pide que suelte, que es necesario dejar salir, dejar fluir toda esa profundidad que llevo en mi interior… Me sorprende lo acertado de su mensaje, puesto hace nada escribía sobre lo mucho que tengo adentro.
Si tan solo fuese fácil dejar salir…expresar y soltar … No es que no me lo proponga, simplemente a veces prefiero no tocar ese lugar.
Estoy en el prado, disfrutando de la compañía de la manada, el viento fresco acaricia mi rostro, los rayos de sol entibian mi piel, entregándome calidez y bienestar. Me siento tranquila y en calma. De manera repentina, uno de ellos me mira a lo lejos, me observa lento y profundo. Comienza a caminar hacia mí. Camina en línea recta si dejar de mirarme. Me quedo inmóvil, incapaz de pensar. No me genera miedo, sino una profunda emoción. El caballo no se detiene, continua recto y roza mi cuerpo con el suyo, siguiendo siempre su dirección. Su mensaje no lo entendí, pero luego con ayuda me doy cuenta de que lo que me está mostrando es que debo poner límites, debo aprender a cuidar mi espacio, a visibilizarme incluso ante aquel animal tan grande.
La guía me deja y me permite estar libre. Me indica que debo reflexionar sobre ¿quién es ahora Francisca? ¿Por qué está ella aquí? ¿Qué es lo que está buscando? Preguntas difíciles e imposibles de responder. Camino por el lugar, observo y me muevo hacia el lado Norte. Los caballos se mueven a mi alrededor, comienzan a alejarse y poco a poco se mueven en dirección contraria. Me quedo sola y me siento abrumada. Siento que ellos también me dejan…
Los sigo, me muevo en su dirección y los observo a lo lejos. Todos ellos me muestran sus ancas, pastan con calma, como si yo no estuviese allí. Cuando me encuentro con la guía lo primero que digo es “me han dado la espalda” con un poco de tristeza y frustración.
¿Te han dado la espalda o te muestran un nuevo camino? ¿Una nueva dirección? Los caballos te están mostrando que hay una nueva Francisca, que hay un nuevo camino y que debes ir hacia esta nueva dirección. Me sorprendo de lo profundo del mensaje. De cómo me he estado reconstruyendo, rearmando y tratando de conocerme después de atravesar toda nuestra historia. Salir rota y conocer el dolor, la muerte y todo lo que ha implicado en términos de perder sueños y conocer lo que es la realidad.
Me siento y los caballos se mueven e interactúan entre ellos. Hablo de mi familia y los caballos lo van reflejando. Aparece mi madre junto a mi hermana, una al lado de la otra apoyándose mutuamente. Mi padre se encuentra atrás, a espaldas mío, llego allí muy silencioso, sin siquiera darme cuenta. Se mantiene a distancia (tal y como ha sido en mi vida, siempre dándome la libertad de ir hacia donde yo quiera estar) pero siempre estando allí, sosteniéndome y cuidándome a esa distancia. Mis hermanos también están y con ellos cierran de alguna el círculo familiar. Mi pequeña manada esta allí, al lado mío.
Comienzo hablar de mi propia familia, de los que somos y lo que ha pasado. De los sueños o anhelos qué aún existen… Aquí es cuando la magia sucede. Siento como en un segundo todo queda en silencio, dos potrillos caminan hacia mí, vienen con sus cabezas gachas, lo que indica que están relajados, el primero, el mayor acerca su hocico a mi regazo, me acerco a él y lo acaricio, siento una conexión hermosa y profunda y sé que esto algo inmensamente significativo. El potrillo se queda unos instantes allí conmigo, aproximo mi mano con ternura y lo toco suavemente y me permite sentir amor, calidez y añoranza, luego avanza y sigue su camino. Ese potrillo representa a mi hija Amanda que estuvo poquito tiempo, vino a lo que debía y luego siguió su propio camino. El otro potrillo espera pacientemente a que pase todo esto y luego se acerca a mí de la misma forma que lo hizo su hermana. Me permite acariciarlo y se queda allí conmigo, se queda un buen tiempo a mi lado, firme, mostrándome su presencia, fuerte y decidida… tal vez diciendo un “aquí estoy”… no lo sé, no he podido pensar mucho sobre eso, o quizás sí pero a veces prefiero dejar estos destellos guardados en mi alma, en mi corazón. Me permito vivir este momento, estoy ahí presente, disfrutando la intensidad de la experiencia, la fuerza de mis emociones. Pasado unos minutos, el pequeño potrillo sigue a su hermana y se quedan juntos muy cerca de mí. No olvidaré jamás el regalo mágico que me han dado, encendiendo una luz que pensé que hace mucho tiempo se había apagado.
Los caballos son un reflejo del alma, pero también deseo que de alguna forma sean mensajeros del cielo…
Termino la sesión con las palabras de la guía, diciéndome que debo empoderarme, encontrar mi voz y mi fuerza nuevamente. Como último regalo, la manada que estaba dispersa al lado Norte comienzan a galopar, siento la fuerza de los cascos en la tierra y noto la vibración en todo mi cuerpo. La fuerza con la que se mueven me estremese y siento esos escalofríos recorrer todo mi cuerpo. Me quedo petrificada observando la belleza y la majestuosidad de estos animales, ellos corren mostrándome la nueva dirección, indicándome el nuevo camino que debo recorrer. Me muestran a través de toda su magia y grandeza que es tiempo de volverme a encontrar.
4 diciembre 2024
Hermosa experiencia… los animalitos se conectan con nosotros de una manera inimaginable. Que bello lo q viviste y como lo transmites